2 ago 2010

Mi Belgrado



Llegué a Belgrado por primera vez hace 4 años y medio, una noche de febrero muy fría, sin saber demasiado qué esperar. Llegaba con mi marido, con quien acabábamos de casarnos en Italia y era ése un viaje que no habíamos planeado. 

El día de nuestro casamiento habían evacuado de Costa de Marfil al personal de la organización para la que trabajábamos, a causa de ataques contra la misma y revueltas. Como consecuencia de ello, sólo el personal indispensable podía quedarse en el pais: como yo no formaba parte de este grupo de gente, no podía volver. Mi marido, en cambio, debía hacerlo a la brevedad. Así que, a dos semanas de casados, y en vistas de que deberíamos estar separados por un tiempo indeterminado, decidimos que, por una cuestión de proximidad con Costa de Marfil, yo me quedara en Belgrado (con su familia, a quienes no conocía) en lugar de viajar a Argentina. Y en esas condiciones llegué a la ciudad por primera vez.

Antes de ese momento, Serbia era para mí  un gran interrogante, y lo poco que conocía del país estaba marcado por el estudio de Derecho Internacional: el desmembramiento de la ex-Yugoslavia, las guerras cruentas, la secesión de su territorio, Milosevic, Kosovo, el Tribunal para juzgar los crímenes de la ex-Yugoslavia, el bombardeo de la OTAN en 1999, la Operación de Mantenimiento de la Paz de la ONU. A lo largo de nuestros pocos meses de noviazgo, mi marido había ido sumando otras imágenes con sus relatos, pero aún así no alcanzaba a imaginar qué ciudad iba a encontrar. Esa noche y las tres semanas siguientes fui descubriendo una Belgrado que nada tenía que ver con el horror de la década anterior, descubrí la Belgrado de mi familia.


Belgrado se transformó en un lugar donde no me llamo Marcela sino Snjaka *("la nueva esposa" o "la nueva hija política"), donde la familia es grande y está muy presente, donde siempre hay alguien para dar una mano, donde las casas tienen sillones-cama enormes y comodísimos ( y donde hasta los hay en la cocina para tener siempre lugar por si un pariente está de visita en la ciudad y necesita lugar donde quedarse). Belgrado es, para mí, la ciudad de los cafés y las calles arboladas, de la gente muy alta (sepan comprender que ésto me asombre: mido ¡1.58 mt.!) y las mujeres bellas y de punta en blanco. Es una ciudad caminable y caminante, una ciudad de parques y plazas, de crudos inviernos y veranos soleados, una ciudad con murallas, con historia, una ciudad de ríos de cuentos y de valses a los que creció dándoles la espalda, una ciudad vieja y una ciudad nueva, una ciudad nostálgica, una ciudad puente y una ciudad bisagra. 




*se pronuncia "snaica"

5 comments:

Verónica Frágola dijo...

que lindos recuerdos! que bueno que puedas describir asi a Belgrado,yo tambien la asociaba con la violencia, guerras, etc.
Besos!

Guada dijo...

Que Lindo! Espero el proximo post para conocer un poco mas esta ciudad q, se ve, se ganó tu cariño ;)

Mamaceci dijo...

Me gustó muchisimo la imagen que me diste de la ciudad! Muy buen relato. Te dejo un beso grande

Lau dijo...

Me quede con ganas de saber mas!!!!! Que lindas imagenes que se iban apareciendo en mi cabeza mientras leia. Ojala cuando vea mas fotos sean iguales a las q imagine. Besos Marce.

Anónimo dijo...

Que hermoso!! Soy argentino y hace 2 años estuve visitando A Sebia, pero a 120 km de Belgrado. Es por eso q puede ir solo un dia a la ciudad, porque estaba en el campo con algunos parientes de mi señora. Si bien no pude disfrutar al ciudad, lo poco que estuve me dejo asombrado todo. Algo que me costó fue el idioma, sumado que se se hablaba muy poco ingles. Eso sí, la gente muy amable. Pero les cuento que me quedè con muchas ganas de conocer bien, la ciudad. Ruego poder ir en otro momento, pero los viajes desde Argentina a Europa estan muy altos y nos cuesta mucho viajar al viejo contiente.
Beos a todos.
Daniel.

Adoro recibir comentarios a mis posts ¡gracias por dejar uno!