Cuando tenía 17 años tuve el primer contacto con las nociones de utopía y de ideal. Ese año, una de las materias obligatorias de mi colegio secundario era Filosofía y, como parte del material de estudio, teníamos que leer unos libros del filósofo vasco Fernando Savater llamados Etica para Amador y Politica para Amador* (Savater los escribía como si estuvieran dirigidos a su hijo adolescente).
En Politica para Amador (refiriendose siempre al terreno político, claro) Savater explicaba la noción de Utopia, y contaba que es una palabra que viene del griego u (no) + topos (lugar) = en ningun lugar, o sea algo que no existe, y que en el terreno politico "(...) suele llamarse «utopía» a un orden político en el que predominaría al máximo alguno de nuestros ideales (justicia, igualdad, libertad, armonía con la naturaleza...) pero sin ninguna desventaja ni contrapartida dañina. Como proyecto es una tontería: supongo que quienes se lo recomiendan a los jóvenes como típico anhelo de su edad es porque les consideran bobos. En cuanto imposición es todavía peor, como han demostrado en este siglo los totalitarismos (siempre con pretensiones utopistas): es el sueño de unos pocos que llega a convertirse en pesadilla para todos los demás"
La diferencia, o mejor dicho, la clarificación de esta diferencia me ha parecido desde entonces fascinante. La noción de abandonar las utopías pero abrazar los ideales me pareció, desde ese momento, un llamado a la acción. Un decirme, simplemente, y de manera sencilla y directa, que la forma de soñar era con los pies en la tierra, y que si para algo servían los sueños era para transformarlos en ideas capaces de cambiar la realidad que no nos satisface y vivir así del modo que deseamos. Que nadie va a venir a cambiar nuestro presente por nosotros, y que, como dice el dicho popular, "si queremos una torta distinta, tendremos que usar otros ingredientes".
Y a continuación aconsejaba a su hijo diciendo: "De modo que no te deseo que te dé por las utopías, lo mismo que no te deseo que te aficiones demasiado a los «culebrones» televisivos. Me gustaría mucho, en cambio, que tuvieras ideales políticos, porque las utopías cierran la cabeza pero los ideales las abren; las utopías llevan a la inacción o a la desesperación destructiva (porque nada es tan bueno como debiera ser) mientras que los ideales estimulan el deseo de intervenir y nos conservan perseverantemente activos."
La diferencia, o mejor dicho, la clarificación de esta diferencia me ha parecido desde entonces fascinante. La noción de abandonar las utopías pero abrazar los ideales me pareció, desde ese momento, un llamado a la acción. Un decirme, simplemente, y de manera sencilla y directa, que la forma de soñar era con los pies en la tierra, y que si para algo servían los sueños era para transformarlos en ideas capaces de cambiar la realidad que no nos satisface y vivir así del modo que deseamos. Que nadie va a venir a cambiar nuestro presente por nosotros, y que, como dice el dicho popular, "si queremos una torta distinta, tendremos que usar otros ingredientes".
Martin Luther King Jr. dijo en su famoso discurso : "Yo tengo un sueño". Pero no fue su sueño sino los actos realizados en pos de convertir el mismo en realidad, la convicción de que ese sueño podía tener raices reales, que ese sueño correspondía no a una utopía sino a un ideal de concreción posible, lo que habría de cambiar el status quo, lo que habría de transformar la realidad imperante. Como alguien dijo una vez : "Don't follow your dreams, chase them"** (no sigas a tus sueños, persíguelos)
Hace unos meses atrás, y en un contexto totalmente diferente (o quizás no tanto), leí un texto que me hizo recordar estas nociones. En un post de su blog Orsai, el escritor argentino residente en España, Hernan Casciari, renunciaba a un trabajo y a una forma de trabajar que no lo hacían feliz y que desvirtuaban, a su modo de ver, el oficio de escribir. Y al mismo tiempo, se animaba a soñar con la posibilidad de trabajar de otra manera, y ponía manos a la obra para hacer ese sueño realidad. Decidió trabajar con su mejor amigo en hacer una revista en la que ellos tuvieran ganas de trabajar, en la que trabajar fuera un placer y no sólo un modo de hacer dinero, en la que trabajar no fuera un medio para un fin sino un fin en sí mismo. Por eso:
Cansado de tener que recortar palabras de sus textos para hacer lugar a la publicidad, diseñó una revista sin publicidad.
Cansado de publicaciones que salen mas caras en lugares de menos recursos, se planteó una revista que costara lo mismo que 15 periódicos del sábado del lugar donde viva cada lector, aún yendo a pérdidas, y que saliera casi gratis en lugares como Cuba.
Cansado del negocio editorial, de los intermediarios y la burocracia, armó una nueva forma de distribución a través de redes de lectores.
Cansado de los miedos a la piratería en internet que marca una visión siglo XX (como la llama) del negocio editorial, y pensando tambien en quienes no podrían comprar la revista pero podrían querer leerla, planificó una revista que estuviera disponible en internet, en versión .pdf 10 días despues de su distribución en papel.
Temeroso de dejar de disfrutar su trabajo por pensar en perdidas y ganancias, asumió el compromiso de no imprimir un sólo número de la revista más que aquellas que se hubieran encargado hasta 40 días despues del plazo para su pre-compra. Aunque la revista fuera un éxito tan grande que todos quisieran una, sólo se imprimirían las que se encargaran hasta el 10 de diciembre de 2010 y ni una más.
Extrañando las pizzas que hacía su amigo Comequechu en su ciudad natal, comiendo las cuales matizaba largas noches de trabajo en la redacción de una revista que duró poco, decidió llevar amigo y pizzería a Barcelona e instalar ésta debajo de su editorial.
Y este salto al vacío que podía parecer una locura, y estas ideas que podían parecer una utopía, encontraron eco en muchas personas deseosas de soñar junto con los autores y de creer que puede haber otra forma de hacer las cosas y que, cuando hay ganas y garra, los sueños son sólo una pre-realidad.
Así, para sorpresa de unos cuantos, los primeros dos días en que se abrió la venta de la revista, se vendió una cada 39 segundos y, en los 40 días habilitados para encargarla, hicieron lo propio 10080 personas, juntándose incluso con extraños para encargarla en packs de 10, (que era el mínimo requerido) y sin tener la más remota idea de cuál iba a ser su contenido.
Y, como no podía ser de otra manera ***, y porque creo que, en palabras de García Marquez, "la solidaridad con nuestros sueños no nos hará sentir menos solos mientras no se concrete en actos de respaldo legítimo a los pueblos que asuman la ilusión de tener una vida propia en el reparto del mundo", tomé mi tarjeta de crédito y me transformé en una de esas 10080 personas que encargaron y esperaron con ansias la llegada por correo de su ejemplar de Orsai Revista.
El sobre que ven al comienzo de este post y la revista que ven, apenas abierto el sobre en la foto de más arriba, son míos. Y aquí estoy yo, aún vestida con mi trench, acabada de llegar del correo en una mañana lluviosa, abrazando mi revista, que es casi casi como abrazar un sueño****.
Si quieren leer la revista online, pueden hacerlo haciendo click aqui. Es maravillosa, asi que se las super recomiendo.
Antes de despedirme los dejo con un discurso que dio la maravillosa J.K.Rowling en Harvard, hablando de los sueños, los beneficios del fracaso y la importancia de la imaginación. Que lo disfruten.
¡Feliz fin de semana y hasta el próximo post!
* A decir verdad, no recuerdo si éste último era de lectura obligatoria o sugerida porque nunca fui demasiado buena para discernir entre las dos: Si me sugieren leer algo tengo que leerlo y no me quedo tranquila hasta que lo hago ;)
** La cita es atribuida en algunas páginas web a un tal Richard Dumb, en tanto en otras aparece como anónima. Como no sé a ciencia cierta a quien pertenece, me limito a exponer este hecho aquí y a reconocer que no es mía.
***porque mi padre se hubiera levantado de la tumba para patearme ;)
**** Cuando vi la revista pensé en aquella frase de Humphrey Bogart en el Halcón Maltes: "This is the stuff that dreams are made of"
6 comments:
Yo también tengo la mía, y la compré agrupada con desconocidos. Y ahora ya no somos más desconocidos, somos un grupo de locos que quieren seguir comprando juntos. Es la excusa para juntarse a tomar cerveza :D
No habia oido del tema!
Zepequeña.
Natalia: :D Qué lindo!
Zepequena: Hola! Te recomiendo leer los links de Orsai (blog), la historia de la gesta de la revista es fascinante
I agree with the 3rd comment :-) lovely greetings
http://design-elements-blog.com/
Hi Marcela. Thanks for commenting on my blog and veing my follower. But I don't understand your language :-(
Marce me encantó tu post y sabía lo de Orsai, excepto lo del amigo pizzero que me pareció genial, me anotaré para comprar desde acá! Besos y gracias por sumar puntos a favor de la esperanza!
Adoro recibir comentarios a mis posts ¡gracias por dejar uno!