La Galleria degli Uffizi es el museo más antiguo de Europa y aquel en que se refleja toda la gloria del renacimiento Italiano, del que Florencia fue la cuna y el máximo exponente. El edificio en sí fue encargardo a Giorgio Vasari por Cosimo I de Medici en 1560, y su construcción se completó 20 años más tarde. Su nombre, Uffizi, se debe al hecho que el mismo estaba destinado a alojar -y de hecho alojó durante muchos años- las oficinas de los magistrados.
En sus comienzos, el edificio alojaba obras que formaban parte de las colecciones privadas de la Familia Medici a lo largo de los años, entre otras: esculturas griegas y romanas (que se encuentran en la Galería de las estatuas), instrumentos matemáticos, armamentos, obras de Tiziano, Rafael, Botticelli, y maestros Flamencos y Alemanes, entre otros. En 1737, Anna Maria Ludovica, hija de Cosimo I de Medici, lo transformó en el primer Museo europeo, al firmar un pacto mediante el cual donó todas las obras de la familia a la ciudad de Florencia. A partir de entonces, el Museo fue adquiriendo otras obras de manera constante, hasta transformarse en lo que es ahora.
Originalmente, Los Uffizi comprendían sólo el edificio original, en forma de U. Sin embargo, con el tiempo y la adquisición de nuevas obras este espacio fue quedando chico, lo que llevó a iniciar un extenso proceso de remodelación destinado a triplicar el tamaño del mismo. Cuando yo lo visité las tareas de extensión no habían sido terminadas así que no puedo comentarles acerca de las mismas, pero pueden verlas en el link de más arriba.
Las obras están ordenadas de forma cronológica, asi que es posible seguir la evolución del arte a través del recorrido. Basicamente, las salas pertenecen a la colección de la familia Medici, y luego están ordenadas por siglos, desde el XIII hasta el XVIII, más una colección especial dedicada al Renacimiento en el Norte de Europa. Mi sala preferida -y en ésto de original no tengo nada- es la del Siglo XV, donde se encuentran La Primavera y El Nacimiento de Venus, de Botticelli.
Sí, ambos cuadros, que son ENORMES, están juntos en una misma sala, como para que a uno le agarre una sobredosis de belleza y se quede sin habla por varios minutos. Yo me acuerdo de haberme sentado muda, extasiada, frente a la Primavera y haber pasado de uno a otro con la mirada intermitentemente durante al menos 15 minutos, sin atinar a moverme ni a seguir recorriendo ninguna otra sala hasta que mi marido vino a buscarme.
Es dificil explicar el brillo de ambos cuadros, el nivel de detalle, la variedad de colores, la sensación de que están vivos. La piel de Venus parece translúcida casi, como si fuera real (según lo que leí, esto se debe a que Botticelli usó para pintarla una mexcla de yema de huevo diluida y témpera que asimila la apariencia a la de un fresco).La Primavera fue estudiada por un grupo de botánicos en 1982, quienes distinguieron en la pintura casi 200 especies de plantas diferentes. Imaginen por un segundo el nivel de detalle del que estamos hablando...
La mujer que habría inspirado ambos cuadros habría sido Simonetta Vespucci (casada con un primo lejano de Americo Vespucci, presunta amante de Giuliano de Medici) quien fuera considerada la mujer más bella de Italia. A su muerte, a los 22 años, Florencia decretó duelo oficial. Botticelli, quien habría estado enamorado de ella, fue enterrado a los pies de su tumba.
Las salas del Siglo XV tambien alojan el cuadro que les muestro más abajo: Madonna con un niño y dos ángeles, de Filippino Lippi, una pintura hermosa. Es uno de los cuadros más copiados de la Galeria y uno de los más famosos, en parte porque la mujer que sirvió de modelo de la Madonna habría sido una monja, Lucrezia Butti, que fuera amante de Filippino Lippi y que tuviera una hija y un hijo con él. Independientemente de estos escándalos, el cuadro es de una belleza muy serena, precioso.
Otras obras muy famosas son, entre tantísimas, La Batalla de San Romano de Paolo Uccello (cuya foto está más abajo), La Anunciación de Leonardo Da Vinci, la Venus de Urbino de Tiziano, la Madonna de Goldfinch de Rafael, y el Angel Musico de Rosso Fiorentino (tambien debao en una foto)
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Creo que la particularidad de los Uffizi, sin embargo, no está sólo en las bellísimas obras de arte que aloja, sino en que el edificio mismo es una obra de arte. Los pisos de marmol, los techos decorados con pinturas grottescas, los vitreaux, la forma de las ventanas, la forma en que la luz se filtra por los pasillos: todo es perfecto, todo es hermoso, todo conmueve. Por eso, aún cuando tengan poco tiempo en Florencia, les aconsejo que no dejen de visitar este maravilloso museo. Y si tienen que elegir entre ver El David (que está en la Galeria della Academia) y los Uffizi, mi recomendación es que se queden con ésta última. No creo que se arrepientan.
Pueden ver más información de los Uffizi aqui aqui y aquí y aquí les dejo el sitio oficial de los museos florentinos. Si quieren informacion acerca del resto de los museos de la ciudad, hagan click aqui.
Y para terminar el post, los dejo con una anecdota que leí en el libro Florence: the biography of a city, de Christopher Hibbert.
Según cuenta Hibbert, a comienzos de la 2da guerra mundial las autoridades italianas decidieron esconder las obras más famosas de la Galeria en castillos y Villas lo suficientemente alejados de Florencia como para que las mismas no corrieran riesgo (no sólo riesgo de destrucción, sino de saqueo por parte de los Nazis). Algunas permanercieron alli desde 1940, otras fueron trasladadas en 1944 por orden de los Fascistas luego que la estación de trenes fuera bombardeada en marzo de ese año y cuando ya era evidente que los combates se acercaban a la ciudad (increiblemente para el traslado de estas últimas, habrian sido los alemanes quienes habrian proporcionado transporte y no los aliados).
En 1945, en la tarde del día en que los Alemanes ordenaron la evacuación de las casas ubicadas en la ribera del Arno (las que fueran luego dinamitadas junto con todos los puentes de la ciudad menos uno: El Ponte Vecchio, porque el soldado encargado de hacerlo no pudo destruir tanta belleza), el corresponsal de la BBC Wynford Vaughan-Thomas y el novelista Eric Linklater se dirigieron a las colinas que rodean Florencia y más específicamente a un Castillo llamado Castello di Montegufoni. En él se encontraban la Infanteria Mahratta de la 8ava división India (perteneciente al Imperio Británico) y una serie de refugiados que habían estado durmiendo en el castillo. Para sorpresa de los recien llegados, las paredes del castillo estaban cubiertas de cuadros.
En medio de la alegría por la llegada de los visitantes, que signaba el arribo de las tropas aliadas a Florencia y la pronta liberación de la ciudad, la gente comenzó a abrir los ventanales para dar entrada a la luz. Y a medida que el sol dejaba distinguir los cuadros de las paredes, cuenta Linklater que Vaughan-Thomas gritó "¡Uccello!", al mismo tiempo que él mismo gritaba "Giotto!" y se quedaban ambos boquiabiertos, sorprendidos, deleitados. "Nos acercamos y los refugiados vinieron con nosotros y comenzaron a exclamar "Es cierto, es cierto! Uccello! Giotto! Bellisimo! Antiquísimo!" Luego oí un sorpresivo clamor de voces, un grito de deleite y a Vaughan Thomas gritando "Botticelli!" como si estuviera en la caza del zorro divisando uno desde una colina. Corrí a ver qué habían encontrado y me detuve frente a La Primavera."
* La foto del comienzo es una vista de los pasillos de la Galeria degli Uffizi disponible en wiki commons bajo licencia GNU Free Documentation License.